lunes, 14 de enero de 2008

La fuerza del PowerPoint

Leyendo esta entrada de nuestros amigos de Al otro lado del mostrador, me ha venido a la cabeza algo que nos ocurrió a todos los que escribimos en este blog con uno de nuestros jefes.

En uno de esos milagros que les ocurren a las empresas cutres de presupuesto reducido, resulta que un gran cliente quería probar el servicio durante tres meses, con la intención de valorar si era útil para sus clientes, y si lo contrataba de forma definitiva.

Tras el consiguiente alboroto generalizado, el rumor comenzó a correr como la polvora, hasta que llego a nuestro departamento. Lo primero que encontramos curioso es que en una empresa que vende soporte informático, los últimos en enterarse de todo, sean los que damos ese soporte informático. Tras digerir esto, empezamos a indagar, y descubrimos que el tema comienza de forma inminente, pero nadie de la dirección nos comunicaba nada.

Finalmente, y dos días después de la fecha de inicio de la prueba (es decir, que ya habíamos atendido a unos cuantos directivos clientes de la nueva empresa), nos convocan a una reunión.

Llegamos a la reunión ansiosos de conocer como íbamos a atender durante 3 meses un total de 3500 equipos más de los que atendíamos habitualmente entre nada menos que 6 personas (eso en la hora que más gente había). ¿Qué nos encontramos? Un maravilloso PowerPoint en el que nos comparaban con una embarcación, en la que nosotros éramos la tripulación, y sin nosotros aquello no se movía.

Tras la presentación, nos dan una palmadita en la espalda, y nos desean suerte. Entonces empezaron nuestras preguntas… ¿Qué hay que hacer con esos “nuevos” clientes? ¿Cómo se va a asumir el exceso de trabajo? ¿Cuántos técnicos se van a contratar para asumirlo?

La respuesta a todo esto fue la misma. Silencio. La conclusión, también, el cliente no contrato un servicio que le estuvimos regalando durante tres meses.

¿Que quiero decir con este post? Me remito al mantra hindú que nos presentaban en Al otro lado del mostrador. Aunque esté en la presentación, no está hecho. Y yo añado: y si ni siquiera está en la presentación, es que ni se lo han planteado. Lo que traducido al lenguaje común significa que si quieres una empresa que funcione, primero planifica, y analiza lo que en realidad puedes ofrecer al cliente, y si este te pide algo más, proporciona los medios para hacerlo.

2 comentarios:

medyr dijo...

Hay demasiados directivos que viven en el país de la gominola, en la calle de la piruleta, con Hommer. No se dan cuenta que esa es la mejor manera de perder clientes y ganarte ama de inútil o de tonto.

Gonzalo Valenzuela dijo...

Ja, no solo sucede en las empresas "pequeñas" sino en las grandes multinacionales, como donde trabajo, magicamente me tuve que hacer cargo de toda la plataforma telefonica, mas nuevas oficinas, mas nuevos usuarios y de rebote un proyecto que ni siquiera es de mi area, pues ahi tambien "participo", todo por el mismo sueldo indigno.
La solucion es que me cambie?, si claro, somo si fuera tan facil...y como si con eso se acaba la estupidez humana...